Dia 2. Delhi – Mandawa

Tras un sueño reparador, desayuno en el hotel: pancakes y te para mi, dahl con parathas para mi chico. Habiamos concertado un vehículo con conductor a traves de Discover India by car. Fue una de las mejores decisiones de este viaje. Ya lo describo en el link y no quiero repetirme, pero Sonu (nuestro conductor) fue fantástico, tanto como conductor como acompañante. Para nosotros fue la mejor forma de hacer esta visita.

Nos encontramos con Sonu alrededor de las 10. Nuestro destino era la pequeña ciudad de Mandawa, situada en las montañas Shekhawati.
Aunque no es una zona muy turística, Mandawa parecía ser una ciudad pequeña, menos turistica que otras de la zona y con magnificos havelis. Mandawa y las cercanas Nawalgarh y Fatehpur se encontraban en la ruta de la seda. Mandawa fue fundada en el siglo XV. Alli se asentaron ricos comerciantes durtante el siglo XIX. Las extravagantes casas (havelis) que construyeron fueron abandonadas a mediados del siglo pasado, cuando se trasladaron a Calcuta, Mumbai o a otros paises. Estas mansiones conservan aun parte de su esplendor. Por lo que habiamos leido, merecian una visita.
La salida de Delhi fue lenta y caótica. Dia 3 de noviembre, Diwali era el 7, la época de mas movimiento de todo el año en India. Como nuestro fin de año, vamos. Poco a poco dejamos la ciudad atrás, tras muchos kilómetros nos alejamos de los edificios altos y la carretera empezó a discurrir por un entorno más rural. Campo, pueblos más pequeños, puestos de venta de fruta, de recipientes de barro, pequeños talleres, tiendas de todo tipo. Camellos! Muchos carros de mercancía tirados por camellos. Algunos por burros muy pequeñitos. En esos pueblitos, me llamaron mucho la atención al lado de la carretera, una especie de soportes, generalmente metálicos, con vasijas redondas de barro, grifo y vasito.
Pronto empezamos a ver algunas colinas.

Paramos en el camino a comer, un lugar de celebraciones, donde no había ningún cliente. Dal makani y palak paneer con nan. Muy rico. El último tramo del camino se hizo muy pesado, desde Jhunjhunu, el pavimento estaba en obra a lo largo de muchos kilometros. Luego eso sería el pan nuestro de cada dia. Estaban de obras todas las carreteras de la región??? Creo que no hubo ningun dia en el coche sin que atravesáramos un largo tramo de obras.

Por fin llegamos a Mandawa! Casi las 5 de la tarde. Una luz preciosa. Nuestro hotel: Chobdar haveli. Desde fuera parecía simple y humilde, un poco deteriorado, en comparación con otros que habiamos dejado atras, con fachadas cubiertas de pinturas muy elaboradas. Vimos otros alojamientos en havelis en esos dias, pero Chobdar fue nuestro favorito. Un precioso y pequeño patio blanco, con sus arcos lobulados, y una sola planta superior. Solo en dicha planta se conservaban las pinturas típicas de los Havelis. El conjunto era muy modesto, pero bellamente proporcionado, muy íntimo y acogedor. El personal tenia un trato muy agradable y cercano. Solo disponia de 8 habitaciones. Encantador. Nuestra habitación, en la primera planta, era exquisita. Las paredes conservan las pinturas originales, verdes, algo descoloridas por el paso del tiempo, mucho más bellas y elegantes que las que han sido rehabilitadas y repintadas. El baño, muy amplio y cómodo.

Salimos a dar un paseo. Habíamos visto grupos de turistas entrando / saliendo de havelis al llegar, pero cuando fuimos a pasear no parecía quedar casi ninguno de ellos. Nos maravillamos con las pinturas que decoraban el exterior de los Havelis. Cuanta belleza y cuánto abandono. Triste ver cómo están cayéndose a pedazos y como esas magníficas pinturas son tapadas con cal o cualquier otro recubrimiento.

La calle principal era muy bulliciosa, las adyacentes muy tranquilas. Algunos habitantes se acercaban, ofreciéndose a mostrarnos los Havelis y contarte sus historias, o a intentarnos llevar a su tienda. En general la gente muy amable , y no muy insistente.

Fuimos a tomar una cerveza al hotel Mandawa haveli. Bello interior, 3 plantas, paredes hermosamente decoradas. Cenamos en el restaurante Mónica, recomendado por Lonely Planet. La fachada espectacular, como en tantos otros Havelis. El interior ha sido pintado de azul en su totalidad. Desafortunadamente han ocultado la belleza de las pinturas. No entendemos porque recomiendan este sitio. La terraza no tiene nada destacable, bastantes mejores vistas desde la que habiamos estado anteriormente ese dia. La comida tampoco tiene nada especial. En fin…cenamos allí.
Dia 3. Mandawa

La noche anterior habíamos dormido como los ángeles, así que con el jet lag, tocaba mal dormir. Nos levantamos muy temprano, sobre las 6. Las vistas desde la terraza encima de nuestra planta eran maravillosas. Los sonidos de la mañana, una delicia. La luz del amanecer en el pueblo era espectacular, los deteriorados havelis, originalmente pintados predominantemente en tonos beig / amarillo, reflejaban los rayos de sol produciendo unas tonalidades formidables.

Muy reconfortante ver como el pueblo empezaba a ponerse en marcha. Fuimos a pasear muy temprano para ver el inicio de la jornada. Apabullante la cantidad de edificios espectaculares y abandonados, por todas partes. Es dificil procesar, que tanto patrimonio esté abandonado y descomponiéndose. En algun sitio leí que es como andar por un museo abandonado. Si si, es algo asi. Estos edificios se utilizan para cualquier cosa. En las dependencias inferiores de los havelis se han asentado talleres de todo tipo, pequeñas tiendas, establos para animales, infraviviendas…

Fue la primera vez que vimos en este viaje muchos pequeños locales de planchadores o planchadoras, donde las planchas eran de carbón, no funcionaban con electricidad.

Ver esta ciudad es su época de esplendor debió de ser fascinante. Tantos edificios y pinturas bellísimos… la gran mayoría casi en ruinas. Paseamos por la zona al sur de la calle principal, en un entorno algo mas rural, aunque seguimos encontrando havelis en ruinas.

Volvimos a desayunar a Chobdar. Desayuno estupendo, especialmente el dal y los chapatis. Tras el desayuno fuimos a la búsqueda de Havelis visitables. Entramos en varios de ellos. Se pueden visitar el patio principal y la azotea, no las habitaciones, salvo en algunos. Todos son espectaculares, impresionantes. Desde uno de ellos se veían las zonas elevadas del de enfrente. Las escenas pintadas en ellos son de lo mas variopinto. Desde animales (simbolizan diferentes cosas. Camellos: amor, elefantes: buena suerte y riqueza , tigres: fuerza y poder, pavos reales: belleza ), hasta escenas cotidianas, batallas, trenes, personajes religiosos, motivos simétricos, ciudadanos británicos (con su característica vestimenta de la época, algunos con una botella en mano), e inclusive algunas escenas eróticas.

Otra cosa curiosa que vimos aqui por primera vez fue la venta de «tortas» de estiercol de vaca. unos discos de unos 20-25 cm de diametro, las vimos en muchos de los pueblos por los que pasamos. Vimos como las hacian con la materia fresca, asi, a mano directamente, muchos sitios donde las secaban al sol, Y tambien muchos almacenes. Se usan como combustible. para cocinar y calentar.

El supuesto “dueño” de uno de los Havelis en ruinas, cerca de nuestro hotel, se empeñó en llevarnos a ver otros Havelis, y un antiguo pozo (harlalka well). Las pinturas del Golden (Jhunjhunwala) Haveli, una gozada para la vista. Visitamos Murmuria Haveli, Goenka haveli, Mohan lal Saraf.

Esa tarde fuimos al fuerte, a tomar un té. El hotel parece muy bien (y quizas demasiado) rehabilitado. Paseamos por una zona muy poco turística del pueblo, con mercado, viviendas…

Esa noche tomamos cerveza en el hotel Castle Mandawa, que se ubica en el antiguo fuerte. El bar era precioso. Y disfrutamos una deliciosa cena en nuestro hotel.

A la mañana siguiente despues de disfrutar de nuestra azotea, y de un buen dsayuno partimos hacia Pushkar
